Ninguna especie animal está libre de sufrir el ataque de un agente infeccioso, tal y como ha dejado claro la pandemia de COVID-19. En el caso de los equinos, basta recordar los últimos episodios de Fiebre del Nilo Occidental (FNO) en Andalucía o de Rinoneumonía Equina (Herpesvirus Equino 1, EHV-1) en Valencia. Es aquí donde la bioseguridad juega un papel fundamental, aplicando medidas que eviten la entrada de enfermedades desde el exterior en el recinto donde alojamos nuestros caballos y que estas se propaguen a su vez dentro del mismo.
En este sentido, como primera línea de defensa frente a las enfermedades están planteadas toda una serie de medidas preventivas generales, basadas fundamentalmente en la vacunación y en la limitación del movimiento de los animales, en especial, en tiempo de alerta sanitaria.
Pero además, hay toda una serie de cuestiones en las que podemos incidir para reducir los riesgos de transmisión y no depender exclusivamente del azar. Es aquí, una vez más, donde el diseño de los alojamientos y los materiales escogidos para su construcción juegan un papel crucial.

Primera línea de defensa
Como se comentaba anteriormente, es imprescindible que el perímetro exterior de los alojamientos esté completamente vallado para evitar la entrada de animales del exterior, tanto salvajes, como domésticos o asilvestrados (estos últimos son los más peligrosos, por estar acostumbrados al contacto con el hombre y no tener ningún tipo de control sanitario). De la misma manera, en las ventanas de los alojamientos se deben instalar mallas o mosquiteras que eviten la entrada de aves e insectos, que son también transmisores de agentes patógenos. Estas cuestiones básicas, complementadas con desinsectaciones y desratizaciones periódicas, disminuirán de forma notable las posibilidades de difusión de enfermedades, al reducir la carga infectiva.
El papel de los materiales de construcción
Una vez más, la correcta elección de los materiales para la construcción de los alojamientos nos ayudará a que la bioseguridad en las instalaciones sea lo más adecuada posible. Así, el panel sándwich para cubierta Agrotherm+, en su cara interior, está formado por una lámina de poliéster blanco. Este es un material de fácil limpieza y desinfección, lo cual ayuda a reducir la carga microbiana y la transmisión de enfermedades. Pero, además, garantiza un ambiente confortable y seco al ser impermeable, transpirable y no producir "efecto tambor" (que tanto asusta a los animales cuando llueve). Como ventaja adicional en este caso, no se debe olvidar su importante labor como aislante, que evita las fugas de calor y las oscilaciones extremas de las temperaturas en el interior de los boxes. De esta manera se consigue un ambiente confortable, que incide directamente en el bienestar y salud de los animales.Otro aliado ideal para una óptima bioseguridad es el recubrimiento higiénico Glasliner. Fabricado con resina de poliéster y reforzado con fibra de vidrio, es idóneo para muros interiores que requieren una alta exigencia sanitaria. Son fáciles de lavar y desinfectar, no se manchan, no absorben olores y resisten a la corrosión, con lo que ofrecen una máxima protección sanitaria con un mantenimiento mínimo. De esta manera, tendremos unos boxes fáciles de limpiar y de desinfectar.
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Protocolos y rutinas de sanidad
Pero todo esto no serviría de nada si nos olvidamos de las rutinas que se deben seguir en el día a día. Por esta razón, medidas como la retirada frecuente del estiércol, la renovación de la cama, la limpieza de los comederos y bebederos, evitar que los animales puedan acceder a la basura, etc., contribuirán al mantenimiento de un buen estado sanitario. Un ambiente limpio y sano es la base de una buena salud y bienestar de los caballos. _
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